Estoy tratando de hacer una lista de las cosas que me atraen en una mujer y pensando sobre lo que me pone caliente, ganoso, es decir, lo que me
excita, recordé una anécdota que me ocurrió hace algunos años.
Algo que me puede poner bien
hot es lo diferente. Una mujer que tenga algo peculiar, distintivo, fuera de lo común ya la lleva de gane conmigo. Llegó a mi vida la ex-novia de un amigo. Nel, sólo se dieron unos besos, quiero pensar, siempre evito removerle el atole a mis amigos (¿Entonces me gusta más removerselo a
desconocidos? Chale, eso es materia para otro post), pero esta chica tenía algo que me atrajo bien cabrón, por un lado uno la ve muy tranquila, pft, de se guro se la pasa estudiando, hasta ha de ser aburrida. Sin embargo, basta platicar pocos minutos con ella para darse cuenta que debajo de esa pinta de nerd hay una chava bien
desmadrosa. Además es muy velluda, ¡uta! el clavo en mi ataúd, siempre he pensado que es hormonal, hacer el
sexo con una mujer así ha de ser una montaña rusa (jajaja, bueno, eso lo vi en "El lado oscuro del corazón" pero si me la creí).
Bueno, que me la ligo y somos novios, yo como buen novio fingía interesarme en sus cosas, como la pinche música de
trova, para que un día hiciéramos el amor más que tener sexo. Una tarde (les digo que me gustan locas) sin razón alguna, me llama y me dice que lo nuestro ha terminado. -
¡Chales!- digo yo, pero bueno, así ya podía tirar todos los discos piratas de pinche música de trova que había comprado.
Llega mi cumpleaños, me llama para felicitarme y la invito al
desmadre en la noche. Para ese entonces yo ya andaba tras los huesos de una secretaria, pero ella, mi chica nerd, desmadrosa, velluda, me dice que de
regalo de cumpleaños hay algo que quiere que hagamos juntos.
-¡A huevo!- pensé yo.
-Quiero que nos pongamos pachecos juntos- me dijo.
¡Ah! con drogas y todo el asunto, bueno aunque no es
mi estilo, eso me pasa por andar con chavas
"diferentes". Nos ponemos de acuerdo y le pusimos fecha.
Así llega mi anhelada noche, primero fuimos a una reunión con unos amigos de ella y yo convivía bien a toda madre sabiendo lo que me esperaba. Nos fuimos de ahí y en el auto me pregunta:
-¿Dónde podremos hacerlo tranquilamente?
-Ps en un
hotel- respondo con voz experta.
Llegamos a uno de esos bien baratos, con garage, y nos metimos a la habitación.
-¿Crees que nos digan algo de que fumemos
marihuana aquí?
¡Awwwww, cuánta inocencia!
-¡Claro que no¡ En estos lugares pasan cosas
peores- respondo con voz experta.
Pues saca su yerba, sus sabanitas y hábilmente, ahora la experta es ella, arma dos churros bien compactos. Cada quien prende el suyo, hablamos de alguna pendejada seguramente y nos tendemos en la cama.
-¿Ya te está haciendo efecto?
Dirijo la mirada hacia uno de los
vértices del cuarto y los ángulos ya no se ven rectos.
-Si- respondo con voz
inexperta.
Entonces ella comienza a decir algo sobre sus experiencias con las drogas, lo cual a mí me vale madre porque en ese momento recuerdo que yo también iba a otra cosa. Mientras ella habla, deslizo mi mano por debajo de su blusa acariciando su vientre. No se cuánto tiempo estuve así porque
pacheco uno el tiempo no es lo mismo, solo se que ella paró su perorata, detuvo la mano que la acariciaba y dijo:
-¿Qué estas haciendo?
-Hay cosas que no necesitan explicación- le susurré al
oído (o de pacheco igual fue al
ojo).
Ella suelta mi mano, yo lo tomo como un permiso para continuar, por unos segundos ella no dice ni hace nada, me vuelve a detener la mano y me dijo una frase que yo
nunca olvidaría:
-Mmmmm.... Tal vez si estuviera borracha, mejor no.
En ese momento lo único que me quedaba era tomar por lo que había ido a huevo. Digo, una mujer entra por su propia
voluntad a un hotel, de esos baratos, con un hombre y por propia voluntad se pone bien pacheca. ¿Pues a qué creía que la había llevado? ¿A oír canciones del
Sargento Pimienta?. Seguramente ningún jurado me encontraría culpable de violación. A punto estaba yo de ser congruente con mis pensamientos cuando me dí cuenta.
¡Ah chinga!, pero si esta vieja me acaba de insultar, osea que tendría que estar
PACHECA Y BORRACHA para
TAL VEZ echarse un palo conmigo. La situación me pareció tan grotesca, absurda y estúpida, que perdí todo deseo sexual.
-¡Chinga tu madre!- le dije y me volví dándole la espalda.
Después de no sé cuánto tiempo, me dijo:
-¿Me llevas a mi casa?
¡Tal vez si estuviera borracho! Pensé en decirle, mas lo mejor era
terminar con esa estupidez lo más rápido posible. Así que mucho menos pachecos, nos fuimos.
Desde entonces odio la marihuana (pinche síndrome post traumático) ¿Qué clase de droga es esa que no desinhibe el deseo sexual?
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