¡Quema madera es: Mi reino por un cigarro!

-¿Les molesta que fume? -Nos preguntó a tiempo que encendía su cigarro, ¿O fue a tiempo que podaba el pasto?

-No, para nada. -Respondimos casi a coro los que estábamos sentados en la misma mesa de una taquería.

-¿Gustan uno?

-No, gracias, no gracias.

Yo sólo moví la cabeza diciendo que no a tiempo que pensaba: Si quiero pero tengo miedo de morir de cáncer pulmonar, además ya me tragué la idea de que fumar disminuye mi desempeño sexual.

-¿Seguros? Ya sólo queda uno y es feo fumar un cigarro mojado.

Cuando sólo queda un cigarro y varios fumadores, se lo rolan y no falta el que lo babea.

-¡Qué desagradable! -exclamé con gesto de asco como si nunca lo hubiera hecho.

-Lo hacen para que no se desperdicie -explicó la hermana de mi amiga -para los fumadores un cigarro es valioso. Unas amigas, cuando apagaban el cigarro a media colilla, la guardaban porque para ellas es valioso.

-Increíble -dije como si yo no lo hubiera hecho.

¡Un cigarro o hasta la colilla son objetos con valor en el entorno adecuado! Es bien sabido que en la cárcel, los cigarros circulan como moneda. Recuerdo cómo en "Big Brother" algunos cambiaban su comida por cigarros.

Cuando comencé a escribir esta nota se me antojó un cigarro, mas tengo miedo de morir de cáncer pulmonar, además ya me tragué la idea de que fumar disminuye mi desempeño sexual.